Las risas

Lo que más me descentra cuando estoy estudiando son las risas de las chicas que salen de la Inmaculada Concepción a media tarde. Aprovecho para parar a merendar. A veces no puedo evitar descorrer un poco el visillo y mirarlas un momento. ¡ Van andando tan alegres en grupitos de dos o tres, con sus faldas escocesas y sus blusas camiseras blancas !

Click para seguir leyendo... Cuando estaba haciendo el COU en el Sagrado Corazón de Jesús coincidí algunas veces en la biblioteca con una chica de la Inmaculada. Se llamaba Rosario y era muy guapa, con el cabello negro, los ojos grandes y las manos estilizadas. Yo preparaba un trabajo de filosofía sobre Platón, y ella estudiaba historia del arte con una amiga. Siempre se ponían al otro lado de la mesa. Me pasaba las tardes mirándola, viendo como apoyaba el lápiz contra los labios. Una vez ella levantó los ojos y me vio. Yo me debí poner muy rojo por que sonrió. Pero sin mala intención.

Al día siguiente la esperé a la salida de la Inmaculada, estaba con unas amigas, charlaban y reían como los ángeles. Así pasamos casi todo el COU, yo mirándola a lo lejos sin atreverme a dirigirle la palabra, y ella sonriendo cuando me veía. Cuando empecé derecho dejé de verla, más tarde supe que se había casado con un constructor. Y ahora cuando oigo a las chicas de la Inmaculada pienso que he tirado mi vida, por que no volveré a tener dieciocho años nunca más y no podré decirle Rosario pareces un ángel dame la mano y corramos por el prado. Ahora sería casi una perversión. Todo detrás de la carrera de derecho y después los malditos temarios, un día tras otro. Y esas risas de las chicas me matan.

A ver si de una vez me saco las oposiciones y con un buen sueldo, como papá, encuentro una buena chica.